De duelo en Navidad

Cuando las fiestas caen dentro de un duelo.

Si este año has sufrido una pérdida, la Navidad será triste, ya lo sabes.

No entramos en duelo cuando queremos. Entramos en duelo cuando toca.

 

En Navidad no debería faltar nadie: sería bonito. Pero es irreal. No es la verdad de la vida.

Las reuniones familiares ponen aún más en evidencia las ausencias.

Habrán regalos que no se entregarán, abrazos que no se darán. Nuestros pensamientos casi siempre estarán con quien no está.

La Navidad es una fecha que hemos mentalizado como importante, como un aniversario o un cumpleaños. Es una fecha importante a nivel emocional hasta para los que no son religiosos o que siguen diferente credo.

Si luego añades el frío (donde es invierno, por supuesto), la menor cantidad de luz y la sensación (artificial y permanente) de fiesta, entonces el plato está servido.

 

¿Qué podemos hacer? ¿Qué podemos hacer para no bloquear el procesos de duelo y respirar un poco más de serenidad?

 

1. Hablemos de nuestras emociones: sintamos que tenemos derecho a sentirnos tristes, sea cual sea la fecha que toca.

2. Recordemos con gratitud fiestas pasadas que hemos podido celebrar con quien ahora no está. En el eterno presente podemos invitar buenos recuerdos del pasado.

3. No juzguemos nuestra condición actual. Vivámosla tal como es, por cuanto cruda y dura nos aparezca. La vida es inevitable.

 

Te abrazo,

Alberto