La importancia de validar nuestras emociones en el duelo
El duelo es uno de esos procesos por los que todas pasamos en algún momento de la vida, aunque nunca estemos realmente preparadas para enfrentarlo. Ya sea la pérdida de un ser querido, el fin de una relación, o incluso el cierre de una etapa importante, el dolor que sentimos es a menudo profundo, abrumador y muy personal. Y en medio de ese dolor, lo que a veces olvidamos, o no nos enseñan, es lo importante que es validar nuestras emociones. Porque, aunque transitar el duelo es inevitable, la manera en que lo atravesamos puede marcar una gran diferencia en cómo sanamos.
Cuando digo "validar nuestras emociones" me refiero a permitirte sentir sin juzgarte, y a rodearte de personas que hagan lo mismo por ti. Desgraciadamente, eso no siempre ocurre, y siento mucho que hayas tenido que vivirlo. Seguramente más de una vez habrás escuchado frases como:
- “todo pasa por algo”
- “ya deberías haberlo superado”
- “tienes que ser fuerte por los demás”
Aunque quienes lo dicen lo hacen con buenas intenciones, estas palabras pueden hacerte sentir que tu dolor no es legítimo, o que hay algo mal en cómo lo estás viviendo (spoiler: no es así).
La invalidación emocional en el duelo
¿Por qué nos duele tanto la invalidación emocional? Porque, en el fondo, todas necesitamos sentirnos comprendidas, especialmente en los momentos más vulnerables. La invalidación puede llevarte a cuestionar tus propias emociones, a pensar que no tienes derecho a estar triste, enfadada o confundida. Es como si alguien te dijera que no deberías sentir lo que sientes, que no es "tan importante" o que "ya debería haberse pasado".
Lo complicado es que el duelo no tiene un manual de instrucciones, ni un cronómetro. Cada persona lo vive de manera distinta y a su propio ritmo. Habrá días en los que parezca que estás mejor, y otros en los que el dolor vuelve con fuerza. Y eso está bien. Es parte del proceso. Lo que no es saludable para ti es sentir que tus emociones no son válidas, o que debes reprimirlas para cumplir con las expectativas de los demás.
La importancia de la validación emocional
En cambio, cuando tus emociones son validadas, el alivio es inmenso. Cuando alguien te dice “lo que sientes es completamente normal” o “no tienes que estar bien todo el tiempo”, es como recibir un abrazo para el alma. No es que mágicamente el dolor desaparezca, pero al menos sabes que no estás sola, que alguien entiende lo que estás atravesando, o al menos no lo juzga. Este pequeño gesto cambia todo.
Esa validación emocional no siempre tiene que venir de otros. También puedes ser tú quien te des ese permiso de sentir. Al principio, puede que no sea fácil, especialmente si estás acostumbrada a ser dura contigo misma. Pero créeme, puedes hacerlo. Y empieza con pequeños recordatorios como: “Hoy estoy triste, y eso está bien” o “No tengo que tener todas las respuestas ahora mismo”. Simplemente darte ese espacio puede marcar una gran diferencia.
Consecuencias de reprimir el dolor
Y quiero insistir hablándote de las consecuencias de reprimir el dolor, porque las emociones no desaparecen por arte de magia ni las podemos guardar por mucho tiempo en un cajón. Muchas veces, el miedo a sentir nos empuja a tapar el dolor, a distraernos para no pensar en ello, o a forzarnos a "ser fuertes" cuando lo que en realidad necesitamos es un espacio para desahogarnos. Pero reprimir lo que sientes solo prolonga el proceso.
Repítelo otra vez: reprimir lo que sientes solo prolonga el proceso. El duelo necesita ser vivido, sentido, expresado. No desaparece solo porque lo desees, y si intentas ignorarlo, puede volver a aparecer de formas inesperadas, afectando tu salud emocional e incluso física.
En lugar de eso, dándote permiso a hacerlo a tu ritmo, prueba a aprender a convivir con el duelo, a aceptar que es parte de ti por un tiempo, y que está bien sentirte frágil, desorientada o incluso furiosa. El duelo no es lineal. Tendrás días buenos y días malos. Pero cuando te permites sentir cada emoción en lugar de reprimirla, le estás dando el espacio que necesita para fluir. Y cuando fluye, poco a poco, comienza a perder fuerza.
Apoyando a alguien en duelo
Por último, me gustaría recordarte cómo puedes apoyar a alguien que está pasando por un duelo, y cómo puedes hacer lo mismo contigo, como ya hemos comentado anteriormente. Si alguna vez has estado al lado de alguien que está en duelo, sabrás lo difícil que puede ser encontrar las palabras adecuadas. A veces, sentimos la presión de querer "arreglar" lo que la otra persona siente, pero la realidad es que no siempre se trata de decir lo correcto. A veces, lo más importante que puedes hacer es simplemente estar presente, escuchar y acompañar.
Frases como “Lo siento mucho, estoy aquí para lo que necesites” o “No tienes que hablar si no quieres, solo quiero que sepas que estoy contigo” pueden generar un impacto mucho más positivo y funcional que cualquier consejo que persiga el intento de arreglar aquello que nos acaban de explicar.
Y lo mismo vale para ti. Si estás atravesando un duelo, házte el favor y pónte las cosas fáciles. Rodéate de personas que sepan escucharte sin juzgar. Mueve tu cuerpo, aunque sea un poquito. Intenta alimentarte de manera nutritiva, duerme lo que tu cuerpo necesite y, si te cuesta, busca momentos para frenar y respirar. Dale permiso a tu cuerpo para sentir todo lo que está atravesando. No intentes apresurarte en sanar; cuanto más te permitas sentir, más ligera se volverá la carga.
Theodora Dumitrescu
Sobre el Autor/a
Soy Theo. Soy graduada en psicología con un máster en psicooncología y cuidados paliativos, y diferentes formaciones en duelo, educación emocional, trauma y apego, mindfulness y psicoanálisis. Actualmente estoy cursando el máster en psicología general sanitaria. A nivel personal he priorizado y valorado el vivir desde la conciencia y desde joven decidí adentrarme en mí misma para conocerme mejor. He vivido y vivo pérdidas, pérdidas de personas, mascotas, mi país de origen y en definitiva, pérdidas de partes de mí misma, porque estamos en constante evolución y cambio.