Acompañar a un ser querido en sus últimos días

ATENCIÓN: este artículo puede evocar memorias intensas todavía cargadas con dolor. Si consideras que este no es el momento adecuado para leerlo, guárdalo para más adelante.

Muchos de nosotros han podido vivir lo que es acompañar a un ser querido en sus últimos días: antes y después de la sedación, antes y después del último aliento.

Es un momento extremadamente intenso en el cual debemos encontrar en cada instante un delicado equilibrio entre lo que hemos imaginado y lo que estamos viviendo, entre lo que nos gustaría hacer y lo que toca hacer, entre dudas y miedos, deseando que se dé la despedida perfecta.

Si estás acompañando a un ser querido en sus últimos días o sabes que dentro de un tiempo deberás vivir este momento, me gustaría que siguieras leyendo.

Consejos para acompañar a un ser querido en sus últimos días.

Punto 0: me gustaría empezar remarcando un punto importante: sea como sea, será como tenga que ser. Por cuanto imaginemos este momento y nos planteemos unas palabras o unos gestos, recordemos que pueden pasar mil cosas que cambien los planes. Las cosas no van como deseamos, van como van y por eso debemos ser flexibles y no estresarnos más aún. No hay despedidas perfectas: lo que hay son momentos reales que vivimos. Lo mejor que podamos hacer es vivirlos sin expectativas y sí con mucha presencia. 

Punto 1: este punto viene como consecuencia del Punto 0: ya que no podemos controlar como van las cosas, cuando estemos acompañando a un ser querido, hagamos lo posible para estar al 100% presentes. Si podemos, guardemos el móvil para que no nos moleste. Si tenemos que comunicarnos con otras personas y estamos acompañados por amigos o familiares, demos a ellos el móvil cuando estamos con nuestro ser querido. Recordaremos estos momentos hasta nuestro último aliento, así que hagamos lo posible para que esta experiencia sea íntima y personal. Pidamos la colaboración de las demás personas para poder vivir estos momentos con plenitud.

Punto 2: si quiere hablar, que escuchemos. Si quiere silencio, podemos quedarnos en silencio.

Si quiere pedirnos perdón por algo, no cortemos diciendo que no es el momento o que no hace falta. Si es importante para nuestro ser querido, debemos escuchar. Si quiere hablarnos del después, escuchemos, aunque nos duela. Si está expresando su voluntad cerca de la ceremonia, escuchemos bien y eventualmente tomemos nota para no olvidar. Si nos viene de llorar, lloremos.

Punto 3: si somos nosotros que deseamos pedir disculpas o disculpar, preguntemos si está bien que lo hagamos, pidamos permiso. Por cuanto sea importante para nosotros, nuestras prioridades vienen justo después de las de nuestro ser querido. Si  por alguna razón no quiere, debemos respetar su voluntad. El trabajo del perdón podremos hacerlo más tarde, si ahora no se da la oportunidad.

Acompañar proceso de morir
Acompañar en el proceso de morir

Punto 4: siempre que podamos y que le haga ilusión, mantengamos contacto físico. Puede ser teniendo la mano o dando un suave masaje a los pies. Si tenemos la mano, hagamos que nuestra mano esté abajo, permitiendo que la suya esté arriba, ligera, sin ningún peso por encima. Si tocamos los pies, que sea con tacto suave. En varias ocasiones he comprobado que gusta que pongamos las manos en contacto con las plantas de los pies, como dando apoyo.

Es importante que sienta que lo tiene fácil para despegar, que no hay nada que le retenga con peso y dolor (aunque haya una parte en nosotros que siente como pesa y duele). 

Punto 5: aunque nosotros no queremos que nuestro ser querido deje este mundo, deberíamos evitar pedirle que no se vaya, que no nos deje solos, que espere. Lo mejor es hacerle sentir que tiene permiso para ir, que por cuanto sea duro aceptarlo, nosotros nos apañaremos, que así es la vida y confiamos en ella. 

Punto 6: si nuestro ser querido está consciente, dejemos que elija el momento para pedir sedación. Es una decisión importante y siempre que sea posible deberíamos respetar sus tiempos y necesidades.

Punto 7: una vez aplicada la sedación, intentemos acompañar en silencio, desde el amor, salvo que nuestro ser querido nos pida decir o cantar algo en concreto. Conectemos con nuestra paz interior y si hay otras personas con nosotros, pidamos a ellas que nos ayuden para crear y mantener este estado anímico de tranquilidad. Si hay algo que nos queda pendiente decir, podemos decirlo en voz baja o incluso mentalmente. Confío que lo que tiene que llegar llega de todas maneras, en estos momentos. 

Punto 8: cuando exhale el último aliento, quedémonos allí, presentes, sintiendo. Si nos viene de llorar, lloremos. Si nos viene de sonreír, sonriamos. Todas las emociones son válidas. 

Quedémonos un rato largo, si podemos. Tanto si estamos en una estructura pública como privada, pidamos a los profesionales de la Salud que nos dejen el tiempo para vivir este momento íntimo: casi siempre he encontrado enfermeras y enfermeros muy sensibles y cordiales que han ayudado con ternura para que todo fuera fácil y natural. 

Con el tiempo agradeceremos haber estado allí el tiempo que nos hacía falta.

Si te queda alguna duda sobre acompañar a un ser querido en sus últimos instantes, pregunta. Si quieres compartir tu experiencia, te leemos.

Alberto Simoncini