Unas breves reflexiones sobre la muerte de un ser querido animal

Unas breves reflexiones sobre la muerte de un ser querido animal

Durante estos primeros 9 meses del año he acompañado a 5 personas en proceso de duelo por la muerte de sus seres queridos animales.

Y me apetece compartir unas reflexiones que considero importantes.

La pérdida de una relación familiar

La muerte de un ser querido animal (perro, gato, pez, serpiente y cualquier otro tipo de ser que no sea humano) supone la pérdida de una relación. Una relación familiar. Familiar porque se comparten momentos de vida, en familia, en casa. Un ser querido animal que vive en una casa es parte de una familia humana.

Cuando una persona vive sola y adopta un ser querido animal, la unión de los dos da lugar al núcleo familiar.

La incomprensión social del duelo por un animal

Es duro constatar cuánto todavía algunas personas no entienden este concepto y menosprecian el sufrimiento cuando es por la muerte de un animal.

  • “Adopta otro.”
  • “No era un hijo.”
  • “Eso te pasa por no tener hijos.”

El sufrimiento es sufrimiento. ¿Qué importa de dónde surge?


Reflexionemos sobre el sufrimiento

¿Reprochamos a los que lloran mirando una película? ¿Reprochamos a los que lloran cuando pierde su equipo de fútbol? ¿Reprochamos a los que lloran cuando pierden dinero o trabajo? Porque ni una película es un hijo, ni un partido de fútbol es un hijo, ni el dinero es un hijo.

Esta falta de empatía y sensibilidad hace que ciertos duelos legítimos y válidos se transformen en duelos fantasmas. Duelos que existen pero no se ven. Duelos invisibles, fantásticos, fruto de cuentos.

Conclusión

Es realmente tremendo. Y quien no lo ha vivido y no puede imaginarlo debería vencer el deseo de opinar, debería callarse y respetar el sufrimiento por el mero hecho de ser sufrimiento. Punto.