Construyendo Conexiones: La Esencia del Vínculo Terapéutico

Construyendo Conexiones: La Esencia del Vínculo Terapéutico

Además de ser psicóloga he sido paciente, y como tal, me he dado cuenta de que uno de los aspectos que más me ayudó en mi proceso fue el vínculo terapéutico.

Por un lado ese lazo de confianza fue importante para entenderme con mi terapeuta y poder hacer un avance en mi crecimiento personal. Por otro lado, el vínculo en sí ya me dio mucha información sobre mí misma y mis formas más automáticas de relacionarme.

La relación entre psicólogo y paciente es una relación entre dos personas, y como todo vínculo puede ser más fluido o menos. En ambos casos tenemos la oportunidad de ver partes nuestras de las que no éramos conscientes y empezar a integrarlas.

Si no acabamos de encajar con un o una terapeuta quizás sea una buena idea buscar otro profesional, no sin antes olvidarnos de hacer una reflexión sobre qué nos hacía sentir incómodos en ese vínculo. Éste, en mi opinión, es un tema que podremos comentar y trabajar con el psicólogo que finalmente nos acompañe. De esta forma podemos empezar a reconocer nuestros patrones vinculares.

Superando Obstáculos: Cómo Fortalecer el Vínculo Terapéutico

Más allá de las afinidades entre personas existen varios puntos a destacar que pueden ayudar a que el vínculo sea más estrecho. Aquí me centro en dos de ellos:

En primer lugar creo que es imprescindible que el psicólogo sepa leer a la persona que tiene delante. Ésta tendrá una personalidad, unas formas específicas de protegerse y un momento vital distintos a cualquier otra persona. Cada uno necesita avanzar a un ritmo específico y de una manera concreta ya que no todos funcionamos de la misma forma. Por eso, si como psicólogos no tenemos en cuenta esto, el paciente no se sentirá comprendido y el vínculo no será lo suficientemente seguro como para mantenerse en el tiempo o para generar los cambios necesarios.

Por otro lado es muy importante la escucha activa por parte del terapeuta. Escuchar es fundamental y va más allá de oír. Escuchar activamente es estar al lado de la persona que expresa, es estar plenamente atento a lo que me está queriendo transmitir. Escuchar no es dar soluciones, sino acompañar al otro en sus emociones para que se sienta comprendido y momentáneamente en calma. Escuchar es abrazar a la persona que tengo delante con mi presencia.

Muchas veces una verdadera escucha permite a la persona escucharse también a sí misma, y de esta forma puede llegar a encontrar por sí sola la respuesta más adecuada para ella, que se encuentra en su interior.

Dinámicas del Vínculo Terapéutico: Factores que lo Moldean

Cuando estudié la carrera de psicología en la universidad aprendí que el psicólogo siempre debe mantener las distancias con su paciente, de forma que éste no debería saber nada sobre su terapeuta. En mi experiencia es mejor que no nos rigidicemos en este aspecto como profesionales. La flexibilidad es fundamental y creo que es importante que nos podamos adaptar a cada persona.

Frente a algunos pacientes será necesario poner más limites que con otros, dependiendo de su personalidad, la nuestra, y de la relación que se genere entre ambos. A veces poner ejemplos propios o explicar aspectos personales puede ayudar al paciente a confiar más en su terapeuta o a sentirse mayormente comprendido. Incluso, saber ciertas cosas le puede ayudar a hacerlo más real, ya que nuestra mente tiende a completar con su imaginación lo que no conoce, y cuando no conocemos algo de una persona imaginamos cómo puede ser, y de ahí nace la idealización.

La Influencia del Vínculo Terapéutico en el Proceso de Sanación

Todo vínculo, además de mostrarnos de qué forma tendemos a relacionamos con otra persona, también nos hace de espejo y nos da información sobre cómo nos relacionamos con nosotros mismos o con una parte nuestra. 

Nuestra personalidad es como un puzle formado por varias piezas que podemos ir encajando a lo largo de nuestra vida. A medida que crecemos nos vamos haciendo conscientes de la existencia de las piezas que nos forman, y esto puede darse a través de experiencias y de relaciones. Cada situación y cada persona con la que nos encontramos puede despertar algo en nosotros y puede mostrarnos alguna de esas partes propias que no conocíamos.

De esta forma, el vínculo terapéutico (como cualquier otra relación) nos mostrará algo propio. La relación entre psicólogo y paciente es una gran oportunidad para hablar lo que está sucediendo de una forma menos personal y más objetiva y así poder ver con más claridad alguna pieza del puzle.

Cada pieza incluida tiene la capacidad de moldear las anteriores ya que “el todo es más que la suma de las partes”. Así pues, descubrir aspectos propios que no conocíamos y empezar a vivirlos más conscientemente puede hacer madurar a otras partes de nuestro sistema.

El vínculo terapéutico en sí es la clave para que pueda darse un proceso terapéutico. Si conseguimos esto, los recursos que empleemos para la mejora del paciente serán más fácilmente integrados.

La confianza en el otro y en uno mismo nos abre una posibilidad a la entrega y al cambio.

Sobre el Autor/a

Crecí en una familia que se dedica al mundo de la terapia humanista y en la que el desarrollo personal ha estado muy presente en el día a día.

Me gradué como Psicóloga y posteriormente realicé el Máster en Psicología General Sanitaria. A partir de ese momento comencé a acompañar a personas que acudían a mi por diferentes razones, y me di cuenta de que lo que necesitamos y queremos la gran mayoría de nosotros/as en el fondo es lo mismo: reducir nuestro sufrimiento.

Clara Vidal PiFerrer

Terapia, albertosimoncini.com