Acompañar en el duelo es un arte que requiere de tiempo y de práctica.
El duelo es un proceso de integración de una o más pérdidas. Es un proceso que suele ser bastante largo de por sí y que puede extenderse al ser las pérdidas muy importantes y/o múltiples. ¿Qué podemos hacer para acompañar bien un familiar o un amigo que está transitando por un duelo?
Aquí van cinco sencillos consejos. A menudo, menos hablamos más hacemos. Y si somos capaces de transformarnos en puras herramientas, el buen resultado es asegurado.
1. Estar cerca, en silencio. El silencio repara, calma, sana. La tentación de hablar para paliar el dolor del otro o para llenar el silencio puede ser fuerte.
2. Proponerse para hacer algo útil: cocinar, hacer la compra, solucionar temas de papeleo/burocracia, limpiar casa, poner lavadoras/lavavajillas, hacer de “taxi”. Estar para servir, convertirse en una herramienta útil. Esto es lo que importa.
3. Escuchar sin comentar, sin juzgar. Y si vuelves a escuchar algo que ya habías escuchado antes, escuchar una y otra vez. El poder de la escucha consiste en acoger las palabras del otro las veces que haga falta.
4. Proponerse para hacer algo que guste a la persona que acompañamos: por ejemplo, hacer un masaje de pies, leer un libro, dar un paseo, encender un incienso, preparar un baño caliente.
5. Aceptar que el otro pueda no querer compañía, que quiera soledad, además de silencio. Las heridas se curan solas, sin forzar. Acompañar es una propuesta, una ofrenda amorosa.